En este texto podemos afirmar que el enfoque
tradicionalista ya es obsoleto, puesto que una planeación no debe estar
enfocada en las expectativas del docente, sino en las necesidades de
los alumnos. En la escuela uno de los factores esenciales es la enseñanza la cual es
una guía que favorece el aprendizaje y se le reconoce como un sostén que el
docente le proporciona al alumno; después es retirado ese apoyo para que los
estudiantes logren su conocimiento autónomo.
Con todo esto llegamos a la reflexión de que la enseñanza y el
aprendizaje van de la mano, ya que una no puede existir sin la presencia de la
otra, para que éste proceso sea significativo se requiere la presencia de
mínimo dos personas, una es aquella que posee los conocimientos y adquiere el
papel de preceptor y la otra persona es aquella que carece de éstos
conocimientos y está dispuesta a adquirirlos (alumno). Debemos de darnos cuenta
la importancia del papel que tenemos en nuestras manos los docentes, este papel
esta vinculado directamente con la guía de personas que piensan
y actúan en un mundo cambiante y cada vez más exigente, dotarlos con
las herramientas necesarias para la vida es parte fundamental de nuestra labor.
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